Me animé a comprar el primer número puesto que estaba echando un vistazo al tercero, que estaba en un expositor, y era totalmente incapaz de enterarme en qué consistía la trama. En una página aparecía un asedio con arqueros y lanceros en el que, de pronto, caía de lo alto una caja de Ducados gigantesca.

Una vez recibido el primer número, me dispuse a leerlo con un poco de incredulidad. La historia es una combinación un poco rara de géneros, entre el épico y el humorístico, en el que un borrachín de taberna se va convirtiendo en héroe a la fuerza de un mundo desértico con extrañas estructuras en el que se está sufriendo una invasión. Por una parte recuerda al Señor de los Anillos, y por otra parece una parodia con fuertes referencias españolistas con la aparición de billetes gigantes de cien pesetas, expresiones como "¡hijo de quinielista!" y los constantes deseos del protagonista de dejar las aventuras y encontrar un sitio donde tomarse unos chatos.

Lo curioso de todo es que en el cuarto (y último) capítulo de este primer volumen, la historia, que no se sabe por donde agarrar ni si hay que tomárselo en serio o si es una obra de humor, cobra cierto sentido al final (cosa que yo ya no esperaba a esas alturas). La existencia de un mundo imaginario que parodia al mundo real tiene cierta justificación, aunque por supuesto, utilizando algún elemento fantástico.

El dibujo, como podéis ver, está bastante logrado... Son muchas páginas y se advierte la cantidad de tiempo que ha empleado el autor (además de las muchas ganas de dibujar). Respecto al dibujo, otro de los detalles que despista sobre si la obra se debe de tomar en serio o en broma es que mientras que la mayoría de las personas están dibujadas con un estilo realista (aunque a Kax no le guste esta palabra

Desde luego, a mí me ha resultado curioso, habrá que ver si en los próximos números la idea de la que parte el álbum no se vuelve monótona.