Kaximpo escribió:No, no creo...
La anterior me interesaba más por Max y Valenzuela, pero esta vez también lo tengo mal...
Si hubieras venido hubieras podido ver a Valenzuela.
Para la sorpresa de todos, acudió a la cita (a pesar de lo que pareció aburrirse en su propia charla), sentándose en una de las últimas filas. Fue el único de la charla anterior que volvió por allí, aunque me puedo equivocar.
Al final me animé a ir, aunque llegué un poco tarde. Dudé si llevar o no "El arte de volar", que casualmente lo tenía en casa (en edición pequeña, lo compré antes de ganar el premio). Como estaba lloviendo, no sabía si llevarlo, si el viaje solo iba a servir para poder estropearlo... Craso error. Esta vez sí que vi firmar cosas, tanto al final como al principio de la charla.
Acudieron como invitados
Felipe Hernández Cava (guionista al que no conocía), Bartolomé Seguí (dibujante al que tampoco conocía, colaborador del primero, y al que se dirigían como Bartolomeu),
Fernando Tarancón (editor de Astiberri y librero),
Kim (dibujante de Martínez el Facha y "El arte de volar"), y
Antonio Altarriba (también de "El arte de volar", guionista, realizó una de las primeras tesis sobre cómics en España).
Lo primero que me llamó la atención fue la edad de los invitados a la charla. Eran todos relativamente mayores, de pelo cano, no habría ninguno de menos de 50 años... Excepto Fernando Tarancón, que era lo contrario, parecía demasiado joven para ser editor; o al menos lo que yo tenía en la cabeza que era ser editor. Le calculaba algo menos de treinta, pero a lo mejor engaña.
La charla iba un poco por parejas, porque tanto Bartolomeu como Felipe como Kim y Altarriba habían colaborado juntos antes. También es una situación natural, casi toda la charla giraba en torno al proceso creativo del trabajo en parejas, con lo cual muchas veces uno de los artistas hacía mención al trabajo de su compañero, por lo que el otro estaba forzosamente obligado a intervenir.
Como en la otra charla, empezaron a caer en temas que sonaban ya manidos. Se comentó que le costaba mucho a un guionista empezar a escribir sin saber quién lo iba a dibujar (aunque fue al contrario de lo que pasó en "El arte de volar"), que la mayoría de las veces el trabajo finalizado era muy distinto al que se imaginó en la cabeza el guionista, que es importante dar libertad creativa al dibujante, etc.
Entre alguna cosa curiosa que se comentó, se dijo que se debía perder un poco más esa percepción segregadora de dibujante-guionista. En la teoría de uno de los participantes, esta visión estaba heredada de cuando el tebeo era una industria (inciso: por supuesto que volvió a salir de soslayo la discusión de si el cómic era industria o no...
), que puesto que en los EE UU lo seguía siendo se mantenían intactos esos roles; en cambio aquí, los dibujantes "al peso" curtidos en agencias en los años ochenta tuvieron la inquietud de realizar sus propios guiones, de ahí que tomara peso la idea de dibujante único autorealizado. En la charla se propuso que se borraran esas diferencias y que se flexibilizase el que cualquier persona (guionistas, dibujantes, e incluso críticos) pudiesen dibujar o escribir un guión dependiendo de las necesidades de la propia obra, y que se diesen más casos como el de Max, que realizaba tanto guiones para otros dibujantes como dibujaba guiones de otros dibujantes.
También se tocó ligeramente el tema de la novela gráfica y el número de páginas...
El problema es que había tantos temas que no se podían tocar, que el moderador (
Óscar Palmer, estaría mal no mencionar su nombre) se pasó parte de la charla moderando a los comensales. Aunque la verdad es que esta vez la charla no dio tanto la sensación de monólogo por turnos, quizá por eso de que se trataba de colaboradores.
(...y yo que pensaba que no me iba a acordar nada de la charla... Al final me enrollo como las madejas
)
Otra constante de las charlas es el uso en algún momento de la palabra "
constreñir", siempre que se habla de un mismo tema. Me espero a que comentéis a ver en qué contexto se os ocurre a vosotros, a ver si es tan evidente como a mí me parece.
Kim, con su naturalidad, se ganó enseguida la simpatía del público. Es la típica persona que diciendo las cosas con sinceridad y tal y como él las piensa consigue siempre la risa de las personas que le escuchan, aunque no sea su propósito. La razón no es para menos: comentó que cuando le entregaron el guión de "El arte de volar" le pareció demasiado largo, por lo que optó por pasar de leerlo entero e ir dibujándolo sobre la marcha, sin saber lo que iba a pasar después. La verdad es que la novela gráfica da un poco esa sensación, aunque entretenida no se sabe muchas veces por dónde va a tirar la historia... También está la excusa de que es una biografía, no hay una planificación de giros de guión, reapariciones, etc. como sí se podría haber planificado en una obra de ficción pura. La mayoría de sus anécdotas e intervenciones fueron en torno al hecho de haberlo dibujado mientras iba descubriendo el guión.
Tardó poco en cruzarse la referencia a Maus con El arte de volar, aunque un poco más tarde de lo que pensaba, y como referencia general de novela gráfica, no como comparación. Como veis, tampoco esta vez abundaron las sorpresas.
Mañana os lo acabo de contar que si no voy a convertir este mensaje en interminable...
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