Con más buena voluntad que otra cosa la introducción, ¿no?
Lo decir que "Jan" es pseudónimo es un error: no deja de ser un diminutivo de Juan, al menos en catalán o en otros lares.
Lo de que "abandonó su verdadero nombre"... es algo que me gustaría que se lo soltaran alguna vez a cantantes y actores y actrices, por un poner.
Puestos a destacar:
Jan en Qué escribió: Soy como un actor y los interpreto a todos con mis dibujos
¿Jan actor o Jan director de actores? Je.
Lo de López "expresa desgana" con su actitud cotidiana creo que nunca lo había visto escrito. Es así, pero creo que tampoco se me había ocurrido afinar esa expresión. Igual es que es tan común y tan habitual que me pasa desapercibido.
De todos modos, yo veo una evolución (moralista, dicen en sentido negativo los lectores que abandonaron al personaje en los años 90): López tiene una mayor conciencia social. Primero actuaba para sus cuitas personales, para salvar su trabajo (Los Alienígenas pero también La Caja de Pandora), por su prestigio individual (La Gran Superproducción), para quedar bien ante Luisa (contra el Gladiador), pero luego se tintiniza o se yokotsuniza (igual de manera independendiente a estos personajes) y comienza a estar ojo y oídos avizores ante los problemas en los que se meten sus colegas y amigos (el Conde Arnau).
En un estadio no tan posterior, se va impregnando del activismo social de gente como Martha Holmez, de ver si se puede cambiar el mundo antes de que el mundo lo cambie a uno (leído en Mafalda, claro, como toda frase que valga la pena recordar).
¿El comic no existiría sin los bocadillos? Es arriesgado decirlo pero es la idea canónica porque, vistas las imágenes de Yellow Kid, no veo que haya tanta distancia con cosas anteriores, como los textos de revistas satíricas publicadas durante el siglo XIX en tantos sitios, como, por ejemplo, undostresrespondaotravez, España y eso pese a la falta de libertad de expresión y cierre continuo de revistas y publicaciones.
Vamos, que es tan pesado leer el Yellow Kid como seguir ciertos chistes o caricaturas satíricas antiguas.
Jan no incorpora a su definición lo del "arte secuencial", pero es la definición que yo admito más. Me viene de McCloud más que de Eisner. En el sentido de que me desvela algo que, como lo de "la desgana de López" ronda por la cabeza pero hasta que no lo lees o no te lo explican no ves que siempre estuvo ahí.
Jan en Qué escribió:no es la calidad del cómic sino la cantidad de lectores lo que decide.
Y esto sí se deriva directamente del Yellow Kid: las grandes empresas de prensa diaria tenían rotativas o imprentas que precisaban (nunca entendí por qué aunque sé que hay fábricas que prefieren no parar las máquinas porque es más caro volverlas a poner en marcha que tenerlas siempre encendidas). El mercado de masas, con producción en masa, crea un medio de comunicación de masas: tanto la radio, como la tele como el cine o los conciertos de rock... o los comics. Su idea inicial no es ser cosa de unos iluminados vulgo frikis, sino llegar a la máxima cantidad de población posible.
En Marvel o DC lo consiguen: cada superhéroe puede vender 1000 o 20000 ejemplares pero el conjunto de publicaciones es más amplio: la suma de Spiderman+4F+Howard el Pato+StanLeeagentedeShield da una cantidad de ventas y lectores muy amplia, películas, vídeojuegos y camisetas al margen. Más de masas aún el manga japonés. Pero no dice expresamente si el manga japonés ganaría al estadounidense o al europeo, pese a que le preguntan sobre ello.
¡Toma ya! Y cita a Little Nemo y Prince Valiant, que no suelen llevar bocadillos, como sus preferidas.
En realidad, su influencia es más Spiderman y Tintín que las otras dos obras, oniricidades aparte, pero igual uno no elige sus influencias.
Jan escribió: No veo casi ninguna "industria" del cómic en España, y ese es el problema.
Jan es cauto: yo hubiera escrito: No veo casi ninguna "industria".
Jan escribió:"No me gusta ofender a mis enemigos":
Sobre la formación de lectores nuevos, vuelvo a lo de siempre: no hay tebeos para niños. Incluso tebeos que deberián serlo, han ido tendiendo a captar un público más adulto, en mensajes, formatos o vocabulario (llamémosle por su antiguo nombre: palabrotas), o han ido a captar público nostálgico sin más.