En el señor de los chupetes podemos afirmar que los súbditos de los chupópteros no son otra cosa que monjes, o como mínimo, los de Chupechán, basados en los monjes budistas claramente. Podríamos decir (es más, lo estoy diciendo) que las ideas de este grupo no deben ser muy fuertes, ya que se unen al líder más poderoso (Chuperlópez y su Chupete Único)
En los cabecicubos el jefe lega a la conclusión de ser un dios. Estos son sus pensamientos y argumentaciones cuando comprueba que su cabeza es un cubo o hexaedro:
Luego se dará cuenta de que no es el único (dios) y transformará su pseudo-religión en un partido político, posible metáfora de cómo el estado y la religión antiguamente eran lo mismo, o del fundamentalismo islámico.Humm...¡Bah! ¡Sigo igual...! Poliedro regular... Mmff... "La forma perfecta..." Humm... Realmente lo es... ¡Soy un hexaedro perfecto! ¡Perfecto! ¡Ja, ja, ja...! ¡Buaaa...! ¡Basta! ¡Arrostaré mi destino con valor y decisión! Bien mirado hay cierta belleza en la forma... ¡Pero no hay otro ser que tenga la cabeza como un perfecto hexaedro...! ¿Qué digo...? ¿El único...? ¿La forma perfecta...? ¿Cómo no se me ocurrió antes...? ¡Todo el mundo tiene la cabeza redonda...! ¡Más que eso... amorfa! ¡Plastimorfa! ¡Sólo yo tengo la forma perfecta! ¡Soy más perfecto que un huevo! ¡Soy perfecto, bello, hermoso! ¡Soy único! ¡Soy Dios! ¡Soy el hombre señalado para enderezar los destinos de la imperfecta y amorfa humanidad!
En la caja de Pandora las religiones desaparecidas como la griega, egipcia, hindú y azteca son transformadas en conjuntos de extraterrestres que viven en los asteroides que hay entre Marte y Júpiter, y algunos esperan nuestra extinción para poder habitar la Tierra.
En el asombro del robot aparece el peor enemigo (para algunos, aliado) de las religiones, la filosofía. Con ella se intenta explicar todo (de dónde venimos, a dónde vamos, quiénes somos, para qué estamos aquí...) sin recurrir a las ideas preconcebidas de la religión.